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jueves, 14 de febrero de 2013

Hola , soy Dorca y tengo nueve años.



                                                          C A S O S





"Hola, soy Dorca y tengo nueve años..."...

Dorca se miraba en el espejo mientras se decía una y otra vez lo mismo mentalmente.
-¡Vamos hija, que tu padre te está esperando!
La niña se sobresaltó, girando la cabeza rápidamente. Después, se anudó la trenza con el lazo y se puso el gorro grueso de lana.
-¡Voy!
Salió corriendo de la habitación y se encontró de cara con su madre que la aguardaba. Esta, la repasó concienzudamente-
-¿Has cogido todo?
-Si.
-Ponte el abrigo, Dorca.

Una vez que la niña se puso el abrigo salieron a la calle. Su padre la esperaba allí junto con su hermano mayor Nuk, de doce años.

-Niños, haced todo lo que vuestro padre os diga, no separaos de el.
Los niños asintieron. Entonces, la madre los besó y los abrazó.
-Ten cuidado.-Le dijo a su marido, abrazándolo también a él.

Un momento después, padre e hijos desaparecieron al doblar la esquina de una de las casas, dejando a la madre inmóvil en el escalón de la humilde vivienda, mirando todavía al frente. Acto seguido, suspirando entró en ella cerrando la puerta tras de sí.

La aldea tenía unas pocas casas y Dorca miraba atrás, viendo cómo se hacían cada vez más pequeñas a sus ojos.
-¿Tardaremos mucho en llegar papá?
-Dorca...-le respondió el padre riéndose- parece mentira que no te acuerdes del año pasado... 
Dorca bajó la cabeza observando cómo sus pies se hundían en la nieve conforme caminaba.
-Niños, tenemos que apretar el paso, ya sabeis.
Los niños no respondieron, sólo se limitaron a seguir a su padre apresurándose todo lo que podían.

Por fin, después de media mañana andando a paso ligero, llegaron al borde del cerro, por el cual tendrían que descender. El padre, se agachó para examinar uno de los barrotes-escalones que habían anclados en la piedra. Parecía firme.
-Bueno, primero bajaré yo.
El padre de Dorca, fue bajando aferrándose a cada uno de los barrotes donde tenía que poner primero los pies y despues las manos, así hasta llegar a la falda de la montaña, cuando eso ocurrió, asintió, entendiendo, que por lo menos en esa ocasión, descender también sería seguro.
Después volvió  a subir para ayudar primero a su hijo, luego, le tocaría el turno a la niña.

-Vamos Dorca, tu turno.
-Papá, tengo miedo.
-Venga hija, vamos, o se hará de noche y no habremos llegado.

El padre, una cuarta por debajo de ella, le decía en que barrote tenía que poner primero el pie y después las manos. Ella, sabía que no podía mirar abajo."Te puedes marear y perder pie", le había dicho en una ocasión su padre.

Cuando hubieron descendido los tres, Dorca miró hacia arriba, la montaña por la que habían bajado a duras penas,era al menos diez metros de alta, pero a ella, le habían parecido el doble.De repente escuchó como su padre la llamaba. Tuvo de darse prisa, en coger su mochila.

Del esfuerzo y el miedo que había pasado, le parecía que la carga le pesaba más, pero lo que en realidad la estaba dejando atrás era el frío.

Llegaron a la cueva antes de anochecer. Su padre encendió una hoguera y Dorca y su hermano se acurrucaron. Comieron caliente y no tardaron en quedarse dormidos. El padre, los estuvo observando durante un rato, fumando su pipa.

A la mañana siguiente, prosiguieron su camino. No podían distraerse, pues cada minuto perdido en el Himalaya podía ser fatal para ellos. Después del mediodía,, Dorca, escuchó un sonido que ya le parecía familiar. Miró a su padre, y este, instintivamente se volvió hacia ella.

-Dorca, ¿lo oyes?
La niña asintió con la cabeza.
El gran río apareció ante ellos, renacido y con su corriente joven y llena de fuerza. Estaba en pleno deshielo. Ahora les tocaba medir sus pasos, pues tendrían que caminar por encima de las placas que todavían estaban heladas.

-Niños, caminad por donde yo.
El padre caminaba todo lo pegado posible por el todavía angosto trecho que aun seguía helado. El hilo de agua cada vez más grande corría justo por el centro, de lo que en el transcurso de algunas semanas más, todo dependería de la fuerza del sol, se convertirá en un río de enorme caudal.

El padre se subió por fin por la vereda de una loma nevada y pudieron salir del río, aunque no podrían dejarlo atrás todavía, sino bordearlo. Esa loma nevada se sustentaba por numerosas placas de hielo, por eso debían extremar las precauciones todavía más.

Dorca y Nuk tomaron la mano de su padre y lo siguieron por detrás. Hasta que llegaron a un recodo de la loma saliente. No tendrían más remedio que rodear ese trecho.

La niña y su hermano, aguardaron la señal de su padre que se había adelantado a inspeccionar el terreno. Vio cómo su padre se agachaba casi arrastrándose, primero con las mochilas. Después volvería por Nuk. Luego le tocó el turno a ella.
-Dorca, agachate y deslizate lentamente.

Dorca, negó con la cabeza.

-No.
-Si, hija, si.
-Papá, se puede romper el hielo, no quiero caerme al río.
-Dorca, yo te digo por donde tienes que pasar, venga hija. Ya falta poco.

Dorca, hizo acopio de valor, se agachó lentamente y empezó a arrastrarse por el hielo mezclado con nieve. Podía escuchar crujir el suelo debajo de ella, "tengo nueve minutos, tengo nueve minutos" pensaba una y otra vez. Esos nueve minutos era el tiempo que podría aguantar en el agua si se caía.

Por fin, dejaron atrás el río, parándose a comer y descansar en una llanura, donde se agradecía la hoguera que su padre les había hecho.

Sobre las últimas horas de la tarde, llegaron. Dorca se detuvo en seco y miró a su hermano. Las mejillas de la niña aparecían más rojas que nunca, en parte quemadas por el frío y en parte por la emoción.

Habían llegado al valle. Las campanas, resonaban fuertemente con un eco impresionante. Dorca, escuchó entonces las voces, todas parecidas, todas de su misma edad aproximadamente. Cuando se detuvieron ante la gran verja que cerraba los pequeños muros de aquel espacioso recinto, la niña, notó que la tocaban en el hombro. Era su padre, sonriente.

Los juntó a los dos y los abrazó.

En aquel último descanso,después de dejar el río, al amparo de la hoguera, pudieron ponerse sus uniformes, que los llevaban a buen recaudo dentro de sus mochilas. Eran unos uniformes sencillos,pero distintivos de aquella región perdida del Himalaya, donde hoy en día la educación, y la enseñanza, eran posibles. Los padres de Dorca y Nuk, sabían, a pesar de lo humildes que eran, que esa educación era tan indispensable para sus hijos, como alimentarlos y vestirlos, y a su padre, no le costaba recorrer cada año con sus hijos ese camino lleno de peligros desde su remota aldea,para que ellos pudiesen aprender.

-Sed buenos y estudiad mucho. Os escribiremos y os mandaremos dinero.

Dorca, le sonreía. Los volvió a besar, y los instó a que entrasen dentro del recinto. No se podían retrasar más para entrar, su  padre había hecho lo imposible para que llegaran puntuales. Por fin, su padre se separó de ellos.
Mientras se alejaba, Dorca lo miraba de pie en el escalón. Inmóvil. Sabía, que ahora su padre debería volver solo, por el mismo camino que habían llegado hasta allí. Pero pronto recibirían sus cartas, llenas de afecto y algún dinero.

Las mejillas de Dorca, seguían rojas y quemadas por el frío. Su hermano le dió un tirón de la manga.Dorca, se giró hacia él, y con su mochila al hombro, subieron las escalinatas, del colegio, hasta que se perdieron entre los demás niños.

                                                F I N.



Este relato, está basado ligeramente, en un breve reportaje,un caso real, de los muchos que emiten una serie excepcional, HUMAN PLANET. Una serie llena de humanidad, que nos relata a través de historias cortas y entremezcladas, la vida de  seres humanos alejados de este "primer mundo" que nosotros habitamos. Seres humanos que respetan su orígenes y su tierra, valientes y con una voluntad absoluta para superar los grandes obstáculos con los que se enfrentan a diario. Personas que aman su entorno y aprenden a sacar todo el provecho posible a su situación y al medio en el que viven de manera totalmente sostenible.

Una serie de televisión que hará mucho más humana a la persona que tenga la gran suerte de verla.

HUMAN PLANET. Actualmente en el canal Discovery Channel.







11 comentarios:

  1. Te ha quedado muy chulo y muy bien escrito, de verdad. Un abrazo

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  2. Pues viniendo de ti hijo mío, me puedo dar por satisfecha, un beso Carlos.

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  3. Muy bonito relato Mar, lo has contado tan bien que me has hecho vivir esta dura historia como si la hubiera vivido en propias carnes y que otros, en este caso niños tan pequeños como los protagonistas viven en la realidad y es lo que tienen.
    Sigue contándonos.
    Besos y feliz fin de semana.

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  4. Hola Mar, he leído tu relato y me ha parecido muy emotivo, y cómo dices, muy real. Ciertamente estas cosas ocurren aunque las demos por hecho. Maravillosos los paisajes que se recorren durante este relato.
    Espero que escribas más.
    Saludos

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    1. Luis, muchas gracias por tu comentario, un honor que me leais, de verdad. En eso estamos, buscando cosas que nos inspiren para escribir, un abrazo.

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  5. Preciosa y sobrecogedora historia, Mar. Gracias por compartirla! Xoxe ;)

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    1. Gracias Xoxe, pocos anónimos se ponen en contacto para decir que algo les gusta, normalmente lo hacen para hacerte la puñeta,jajaaj me siento halagada por tus palabras. UN saludo.

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  6. Conmovedor relato, más sabiendo que es real.

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  7. Txus de la Paz Vigo10 de julio de 2015, 14:44

    Es sorprendente! Me gusta muchisimo como puedes sacar de un hecho en apariencia sencillo y cotidiano una historia tan maravillosa... Haces de lo pequeño algo grande y atractivo;Un hecho tan cotidiano y sencillo como es ir a la escuela en este pais, se convierte en una autentica aventura, cuando se vive en otro pais, y otra cultura y modo de vida diferente...y que bien lo plasmas en palabras... bravo!!

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