Seguidores

domingo, 27 de noviembre de 2016

En el Edén de Steinbeck.


                                                        CASOS


Una imagen, me viene a la cabeza en este mismo momento... Un avión, una señora a la que van a homenajear, y un piloto. Casi parece el comienzo de un chiste. Una vez sentada en su asiento, la señora, se encomienda al Todopoderoso, porque piensa que va a morir. Lo ha preparado todo; comida en el frigorífico, la casa recogida, su trabajo al día, su testamento, y por supuesto, una muda de ropa interior limpia que lleva puesta, por si se estrellan, estar presentable en el trágico momento de su auxilio. La avioneta se pone en marcha, y los espectadores, ven con asombro, como ésta, empieza a hacer maniobras en el aire, círculos, bucles, acrobacias, una detrás de otra, sin cesar...dale que te pego, dale que te pego...

Este fragmento que prefiero dejar ahí a medias, os puedo decir que es una de las situaciones más hilarantes y divertidas que he leído nunca, y que está contado al detalle con la veracidad de alguien que lo presenció en su momento y que quiso plasmarlo en un libro semi-autobiográfico,  junto con otras anéctodas de su infancia. Esa persona, no era otra de John Steinbeck, uno de los más grandes escritores norteamericanos del siglo XX.

En él, no sólo habla de su madre, Olivia Hamilton, la sufrida señora a la que presento en el primer párrafo. Profesora, casada con un tesorero, madre de tres hijas aparte del escritor, mujer de carácter resuelto, que se entregaba totalmente a cualquier causa en la que se implicaba, y forjadora del singular carácter proletario y de la gran conciencia social de la que después haría gala el escritor...

"Nos enseñó a todos sus hijos por igual a colaborar en las tareas y responsabilidades domésticas, a mis hermanas y a mí..."

Además, hace un minucioso retrato de otros miembros de su familia, el clan Hamilton. Nos muestra a sus tíos y tías, y sobre todo su abuelo, el patriarca de la familia, Samuel Hamilton, un granjero dueño de una tierra baldía y estéril, nada práctico para los negocios, pero lleno de una arrodadora y filosófica humanidad. Un auténtico hombre sabio.

Imagen de Entremontonesdelibros blogspot.com

El comienzo del libro, no puede ser más esclarecedor. En ese comienzo, Steinbeck ya nos habla pormenorizadamente del valle californiano que rodea a Salinas, su ciudad natal.  Nos describe su historia, su geografía, su clima, y sus gentes,
aunque ese comienzo, tiene una doble intención. No sólo nos describe la tierra donde se crió, para que nos hagamos la simple idea de cuáles fueron sus orígenes; lo hace principalmente para algo más. Para lo más fundamental.

Nos ofrece el EDÉN.

Pero el Edén en el más estricto sentido de su significado. El lugar con forma de bello y verde valle, con un par de ciudades prósperas incluidas, donde todos los sueños y todas las pesadillas se pueden materializar, porque la novela, es a grandes rasgos, una epopeya alegórica repleta de referencias bíblicas. O sea,  el Génesis del Antiguo Testamento en versión principios del siglo XX, mezclando la historia de dos familias, una real, los Hamilton, (como ya he dicho, la suya) y la otra, ficticia, los Trask. Éstos últimos, protagonizan prácticamente toda la novela.

Los Trask, son la reencarnación pura de todo lo bueno y lo malo. Hay un Abel, y un Caín. Encarnados en Adam Trask, viajado, vivído, lleno de esperanza, paz y pocas ambiciones, y su hermano Charles Trask, estático, lleno de resentimientos, odios, y rencores hacia un padre que siempre prefirió a Adam por encima de él. Vendrán con el tiempo, los dos hijos de Adam, la segunda generación, que repiten aparentemente los patrones de comportamiento de los primeros y también viene, Lee, el criado de la familia Trask.

Un chino lleno de inquietudes intelectuales, nacido americano pero con una apariencia por fuera muy oriental, (un mecanismo de defensa),  que hará gran amistad con Samuel Hamilton, el otro gran filósofo de la historia. Los pensamientos de Steinbeck, sobre el poder de elegir hacer el mal, o hacer el bien, el libre albedrío, en definitiva, el poder manejar la conciencia en beneficio o perjuicio de uno,se plasmarán en las intensas conversaciones que ambos mantendrán a lo largo de la novela.

Para terminar con ésta especie de sipnosis, dejo para el final a Eva.

Porque Eva es el todo. EL PERSONAJE. El principio y el fin. Eva determinará la novela. Pero no será la madre universal del Génesis que todos conocemos...qué vaaa...Steinbeck, le da un tratamiento muy muy cabrón, muy grotesto y misógino. Prefiero que la descubráis por vosotros mismos en toda su esencia, y para esto, omito su alias en el libro.

John E. Steinbeck (1902-1968) Imagen, Wikipedia




 Al Este del Edén, es en cierta forma, una radiografía realista y seca del comportamiento humano, sobre gente que en principio, no hace nada anormal o fuera de lo común, de gente de la calle, con sus cuitas reales, sus miedos, sus fobias y sus sueños, narrados con un realismo y una desinhibición que asustan. Porque John Steinbeck, llama al pan, pan, al vino, vino, puta a la que es puta, y cabrón al que es cabrón, usando un lenguaje directo, ágil, parco, sin el menor recurso retórico o preciosista. Si engancha el libro,es precisamente por cómo la historia está escrita, de una manera acelerada y vertiginosa. Como si hubiese tenido prisa escribiéndola, sin poner el menos interés en el cómo , sino en el qué. Motivo el cuál, originó que al salir publicada tuviera una acogida de forma dispar, entre crítica y público. Los críticos literarios, obviaron el mensaje del libro, centrándose,  en sus  posibles "defectos de construcción".  En cambio, el público, la acogió con entusiasmo de forma instantánea, convirtiéndose en un éxito de ventas, para acabar dos años después de su publicación, teniendo su versión cinematográfica. Muy muy muy libre, eso sí.


filmafinitty.com

Sobre la película quiero decir algo. Me quedé bastante picueta. Siempre he considerado a Elia Kazan un transgresor con ganas de calentar el cotarro en una época donde la represión sexual presionaba debajo de una superficie hermética y casquivana. Hollywood,  andaba dando coletazos aquí y allá con sus películas de mensaje puritano para la América de los 50 aunque, de vez en cuando, gente como Kazan, se saltaba las normas, para acabar escapando por un orifico de esa superficie como un geyser salvaje. "Un tranvía llamado deseo.." me parece un perfecto ejemplo...

Pero lo que hizo con la versión cinematográfica de la novela de Steinbeck...no se lo perdono.

Porque, a ver, James Dean, es James Dean, pero, cercenar de forma tan infame la novela...NO. Se trataba, claro está, de utilizar al chico del momento, a la estrella en ciernes,darle toda la cancha posible, haciendo hincapié en la histriónica forma de interpretar del actor, quién creo que exagera demasiado, bueno, me quedo corta, exagera DESESPERADAMENTE su papel, y tanto Kazan como Dean se olvidan, de que el personaje siendo un personaje importante, NO es la pieza esencial, porque es un libro coral, de personalidades, todas ellas muy ricas.

Claro, un purista, ahora si me lee, pensará, que es la versión del director, una versión personal y libre, y que claro está, es un clásico del cine con Oscars y todo eso, pero no, mire usted señor, no. Hay que ver la época. Hay que ver el momento. Hay que ver lo que es un vehículo de lucimiento. Y si uno se pone a comprender la película, después de haber leído el libro, sólo ve eso, un reclamo para llevar a las hordas de fans del actor en masa a ver la película, la cual, es una concentración de gestos repetitivos y andares arrastrados de Dean. Con una ambientación muy cincuentera, con esos tupés que dudo que se llevasen en la primera guerra mundial y con esas camisas abiertas para enseñar pechera chulesca.

La otra versión que se hizo de la película, fue una serie para televisión, que me gustó más, pero más que nada porque se dieron el trabajo de ser más fieles.
filmafinitty.com

La serie para televisión, de 1981, creo que se hizo porque estaban en la obligación moral de hacer una versión fidedigna de la obra. Gracias a esta serie, leí el libro. Aunque la serie es toda Jane Seymour, en su papel principal, pero dista un universo del acaparamiento de Dean, porque la historia es ya más extensa , respeta cronológicamente el argumento original, y ofrece a todos los personajes del libro su oportunidad de estar. Lo malo que le vi, es que la puesta en escena es más bien pobre y algunas interpretaciones no están a la altura de la Seymour, que madre mía, cómo se hace con su papel, jojojo...pero por lo demás, destaco la buena intención, a la hora de hacer la serie, a pesar de que la falta de un buen presupuesto, acaba haciendo que se resienta un poco la factura final.

En fin, para terminar ya, la razón de ser de este post, era poner de manifiesto esa forma de escribir de Steinbeck, sencilla y directa.  Porque lo difícil, siempre, es decir simplemente lo que se quiere que decir, sin más. Y eso, Steinbeck, lo bordó a la perfección a la hora de hablarnos de los tiempos que le tocaron vivir, convirtiéndose en uno de los mejores cronistas de su época.


Texto registrado en Safe Creative.
Código de registro: 1611279927807